Marrakech, a pesar de estar situado en unos paisajes áridos destaca por ser una ciudad llena de zonas verdes y con bastante agua. ¿De donde proviene ese gran tesoro? La mayoría proviene de las montañas del alto Atlas que se administra tan bien como se puede. El más antiguo de estos pulmones de vegetación de la ciudad imperial de Marrakech son los Jardines de Agdal, situados al sud de la medina. Fueron creados en el siglo XII bajo el reinado de Abd el-Moumen, un gobernante almohade, y algunos de los árboles que fueron plantados han sobrevivido durante siglos hasta la actualidad, aunque la forma actual de los jardines de Agdal y las paredes construidas data del siglo XIX.
Dar un paseo por las instalaciones de los Jardines de Agdal contemplando los cipreses, palmeras, granadas, naranjos y olivos es un gozo. La entrada es gratis y la entrada es libre a lo largo del día, ya que el lugar no se contempla como una atracción turística. Al norte de los Jardines de Agdal está el Palacio Real, y hay varios estanques que almacenan el agua y la distribuyen. Al estar al sur de la ciudad de Marrakech es un buen sitio para admirar las lejanas cumbres nevadas del Atlas en los días claros de invierno. Cerca de los Jardines de Agdal también hay algunos hoteles de lujo, como el Hotel Cesar Resort & Spa de 5 estrellas, la elegante casa de huéspedes de Dar NanKa, las habitaciones especiales del restaurante de lujo Al Fassia Aguedal, el resort Zalagh Kashba Resort & Spa de 4 estrellas, hotel todo incluido Kenzi Club Agdal Medina de 5 estrellas, y para los que quieran algo más barato el Ryad Mogador Apparthotel Menzah de 4 estrellas. Para ir desde la medina de Marrakech a los Jardines de Agdal lo más práctico es coger un taxi desde la Medina, pues por unos 4-6 € te llevará hasta allí después de regatear un poco, e incluso puedes pactar que te lleve a darle una vuelta y después ir a otro lugar de Marrakesh.
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